El azúcar es uno de los alimentos preferidos por la mayoría de las personas. Se usa en platillos, postres o bien para endulzar el café o té de cada mañana. Es un ingrediente común en nuestras cocinas y mesas que genera energía y bienestar. Pero ¿qué pasa cuando no consumimos azúcar de forma racional?
“El azúcar aporta un efecto placentero en el cuerpo, específicamente en el cerebro”, explica la psicóloga Camila Reitich. “La serotonina que se produce tras su consumo está relacionada con una respuestas de recompensa cerebral y por eso sentimos satisfacción. Las personas deprimidas o con ansiedad buscan la energía que produce el azúcar, tratando de salir de ese estado”.
El problema no se presenta por consumir un poco o una cantidad moderada de azúcar, sino cuando la persona acude al azúcar como un alivio sentimental y abusa del producto. A la larga, esto puede traer complicaciones de salud, tal como pasaría con el consumo excesivo de otro alimento.
Algunos señales de “hambre emocional” son:
- Aparición repentina.
- Se antojan comidas específicas y normalmente dulces o con muchas grasas.
- No paras de comer cuando estás lleno.
- Solo piensas en cierto sabor o cierta textura (antojo mental).
- Terminas con sentimiento de culpa o vergüenza.
El mejor ejemplo de que una persona está consumiendo azúcar de forma emocional y no racional es cuando come helados o postres de manera compulsiva tras una ruptura amorosa o después de una experiencia especialmente estresante.
Alguien que consume azúcar de forma racional lo hace a las horas indicadas, siguiendo una dieta balanceada y sin buscar que cambie su estado de ánimo. En ese sentido, Reitich concluye que las personas con “hambre emocional” deben asistir a terapia para eliminar el uso de la comida como paliativo.
Recordemos siempre que el azúcar es fundamental para las funciones cerebrales y provee de energía al cuerpo, por lo tanto, no es recomendable erradicar su consumo, pero es importante seguir las recomendaciones de los especialistas en cuanto a su uso.
Fuente: Esto es azúcar